¿Todavía eres de los que creen que las fiestas en barco son solo para los muy jóvenes? ¡Se nota que nunca has estado en ninguna! Es cierto que mucho de nuestro público son personas jóvenes pero también contamos con muchos maduritos que ya peinan alguna que otra cana. El motivo es evidente, la gente cada vez se casa más tarde y por eso las despedidas son cada vez con gente más mayor.
Si a principios de los años setenta del siglo pasado la gente se cansaba con veintipocos años, en el 2018 la edad media fue de 37,7 años. Y, cuando hablamos de medias, estamos hablando de que hay gente más joven y también de bastante más edad.
Más capacidad adquisitiva
La gente que está en la segunda mitad de sus treinta suele tener su vida mucho más estable y organizada. Eso permite que tengan una mayor capacidad adquisitiva que la gente más joven. Y, por tanto, sus despedidas de soltero o de soltera suelen ser más exigentes.
Estamos orgullosos de poder decir que son muchos los que eligen nuestras fiestas en barco porque saben que cumplen con los estándares más exigentes. Nuestras fiestas son conocidas por la calidad de los barcos en las que se celebran: Nuestro Boramar y nuestra Dama de Valencia. Pero también por el buen servicio y la excelente organización.
Viajes en función de la edad
En Despedidas Boramar no planificamos las fiestas en barco en función de la edad porque creemos que no es un factor determinante. Lo que importa es querer pasarlo bien y disfrutar a tope, por eso en el barco pueden ir grupos más jóvenes con otros de más edad. Y nunca ha sido un problema sino más bien todo lo contrario.
Al juntarse gente tan heterogénea siempre hay alguien que se convierte en el alma de la fiesta en una zona del barco o quienes disfrutan a tope de otra zona. La diversión se distribuye, la gente fluye y se mueve y todo es muy dinámico.
Incluso hay grupos que coinciden más tarde en una de nuestras cenas y, como el roce hace el cariño, acaban yendo juntos de fiesta a pesar de las diferencias de edad. Y lo pasan muy bien sin reparar en lo que pueda separarlos, sino más bien en lo que les une, el buen rollo y la diversión.
